Nos vamos a Vizcaya, provincia de Euskadi, para pasar el día en Karpin Fauna, un centro de recuperación de animales que tiene también un circuito prehistórico para el disfrute de los más pequeños. Al final del artículo recabamos también opiniones sobre este centro de acogida de fauna silvestre.
El Viaje.
No todo va a ser caminar y caminar, ascender y descender, bosques y montañas, pueblos y rutas costeras… Cuando tienes una peque, hay que añadir también planes a su medida. Porque acertar con ellos, es un disfrute para nosotros.
En este artículo os voy a acercar a un centro de acogida de animales de fauna ibérica y fauna exótica. La visita permite «echar la mañana» recorriendo el lugar, comer en el bar o de picnic y rematar paseando por un circuito de dinosaurios tipo animatronics.
¿Qué es Karpin Fauna?
No es un zoo como tal, es un centro de acogida y recuperación de animales. Además, desde 2003 introdujo nuevas áreas temáticas dando lugar a Karpin Abentura.
El objetivo al fin y al cabo es por un lado que los visitantes disfruten el paso por este pequeño parque temático, y al mismo tiempo dar a conocer los problemas que han sufrido los animales para tratar de evitarlo en el futuro.
Dicho por ellos mismos, la definición y objetivo del centro sería: «un centro de acogida de animales silvestres procedentes de decomisos por tráfico ilegal, mascotas abandonadas, fauna autóctona irrecuperable procedente de centros de recuperación y otros orígenes similares. Nuestra misión es acogerlos, asegurarles una vida digna y contar sus historias para que quienes nos visitan se sensibilicen frente a estos problemas».
Cómo Llegar.
El centro se localiza en la parte occidental de Vizcaya, cerca de la frontera con la comarca del Alto Asón cántabra. Más occidental aún pero cerca de Karpín Fauna se encuentra la fantástica Cueva de Pozalagua. Visitar ambos lugares puede ser el plan familiar perfecto para un día en el entorno del Parque natural de Armañón (hay descuentos en la entrada si se piensan visitar ambas atracciones).
Nuestra Senda.
Al parecer tres días seguidos con temperaturas excepcionalmente altas son considerados una ola de calor. Bueno, yo diría que estar por encima de 30 grados en la Cordillera Cantábrica y alrededores, aunque solo sea un día, es un sacrilegio y debería llamarse lengua de fuego del diablo o algo así 🙂
En fin, había visto que Karpín Fauna tenía bastante recorrido a la sombra. Así que parecía un buen plan a pesar del sol abrasador. Eso sí, también es cierto que el parque está distribuido a lo largo de una ladera que hay que remontar… Al final no nos libramos nunca de una buena caminata!
Aparcamos, compramos las entradas (2 adultos, 10€ cada uno, la peque con su año y medio gratis). El recorrido es una pista cementada que se puede hacer perfectamente con carro de bebé. Es un recinto relativamente grande.
Algunos corcinos que fueron privados de sus madres son los primeros en recibirnos. El siguiente que más impresiona es un cocodrilo echado a la sombra. Ni darse un baño le apetece.
Los que más se mueven a pesar del calor son algunos monos de diferentes especies. En la parte alta del recinto, están los animales más grandes como unas avestruces y una especie emparentada con las llamas.
Nos da bastante pena un buitre herido. Esos buitres leonados que tantas veces hemos visto volar en cañones de la Península Ibérica 🙁
Después, hay varias jaulas más pequeñas, la mayoría de aves heridas por disparos: búho real, lechuza, milano, halcón… Y la gran sorpresa, en un cercado de al lado, juguetean en el agua dos preciosos osos pardos.
Bajamos cerca de la entrada a comer de picnic en un merendero. Antes de irnos recorremos un tramo en ida y vuelta que dejamos pendiente, el del lince ibérico, la pantera y un puma. Se están echando la siesta a la sombra. Lógico.
El extra final no tiene nada que ver: Terrasauro. Esto sí que es una ficción pensada para los niños. Un recorrido de aventura exploradora entre dinosaurios de «cartón piedra» que dan bien el pego. Algunos están animados y acompañados por efectos de sonido.
Había leído en alguna reseña de internet que esta parte necesitaba una reforma total y hombre, nuevo no está, pero si no somos meticulosos sigue cumpliendo su función de llamar la atención de los más peques. Ojalá tengan presupuesto para reparar algunas figuras que están desgastadas.
Con otra simulación de escenas con figuras posteriores a los dinosaurios, como mamuts y hombres prehistóricos, termina la visita. La peque exhausta está a punto de quedarse dormida. Buen momento para seguir nuestra senda y que descanse en el coche 🙂 .
¿Deben existir este tipo de sitios?
Hoy en día, a veces desbordados por tanta información, tendemos a cuestionarnos todo. Y está bien… Todos tenemos nuestras opiniones y las redes «echan humo» ante cualquier hecho discutible.
En Sendas de Viaje, conscientes de que ya se discute suficiente (o demasiado) por cualquier cosa y evitando colaborar con generar extremismos de opinión que obliguen a posicionarse en bandos, simplemente huimos de polémicas. Yo intento establecer hechos y descubriros y describir lugares. Vosotros podéis juzgar después si os encaja en vuestra senda.
Dicho esto, esto es un blog y la parte de experiencia personal a transmitir es importante, porque sino sería una pura guía más. Las opiniones aquí vertidas siempre intentamos que sean justas con los establecimientos que visitamos y basadas en el respeto y pasión por la Naturaleza.
Venga, menos rollos Sergio. A lo que iba. La pregunta que planteo en este apartado viene a colación del debate abierto en la sociedad sobre tener o no animales en cautiverio y en tal caso que su morada esté o no abierta al público.
En el caso concreto que nos ocupa es importante partir de la base de que Karpín no es un zoo al uso, es un centro de acogida y recuperación de animales. ¿Por qué hay un puma? Porque alguien tuvo a bien tenerlo como mascota en su casa. ¿Por qué hay aves enjauladas? Porque han sido heridas o mutiladas por disparos.
Al acercarnos al centro, comprobamos como muchas de las indicaciones que señalaban el parque estaban borradas con pintadas. Pregunté sobre esto en la taquilla. Me comentaron que asociaciones animalistas no estaban de acuerdo con la apertura del centro y que para ellos centros así no debían existir. El chico de la taquilla resignado reconocía parte del problema, pero dejaba claro dos cuestiones: primero que estos centros existirán mientras haya gente dispuesta a colaborar con el tráfico ilegal de especies exóticas o amenazadas para tenerlas como mascotas y en segundo lugar, que sin abrir al público no podrían financiarse.
Como digo, probablemente ambas partes coinciden en la preocupación del bienestar de los animales, pero difieran en la gestión de la acogida de los mismos. Quizás la administración se podría hacer cargo del 100% de los costes de manutención, pero no todos estarían de acuerdo.
Juzgar vosotros y os invito a sacar vuestra propia conclusión. Imagino que el debate siempre estará ahí y la solución perfecta para este problema por ahora no existe. En lo básico, que es el aspecto salubre de los animales, os puedo confirmar que Karpín Fauna los tenía muy bien cuidados y no dejaba acercase a los cercados más de lo imprescindible para verlos y no molestarlos. Si decidís venir, creo os gustará el paseo y si os acompañan niños, ellos lo disfrutarán.
Galería.
