Impresionante ruta costera realizada al amanecer entre dos espectaculares playas cántabras situadas al este de la bahía de Santander
Prólogo.
Tras haber ascendido a Peña Cabarga, antes de dejar las tierras santanderinas hasta una próxima ocasión, quería, como siempre que viajo a la costa norte, realizar una ruta costera a lo largo de los impresionantes acantilados que se forman sobre el mar cantábrico.

El día anterior a realizar la ruta estuvimos dando un paseo familiar en el mirador situado entre las playas de Langre. Os recomiendo que no dejéis de visitarlo si estáis por la zona. Las vistas bien lo merecen.
La Playa de Langre.
Es una de las más bonitas de la Cantabria Infinita, para algunos (como yo) la más bella. Está a un kilómetro de la pequeña localidad de Langre que pertenece a su vez al municipio de Ribamontán al Mar.
La playa mide aproximadamente un kilómetro de largo y aparece enclavada por un acantilado de 25 metros. Es una zona de fuertes vientes y corrientes, por lo que es frecuentada por surfistas.
La Ruta.
La ruta tendría que hacerla en solitario y para optimizar tiempos, en lugar de buscar un recorrido circular que recorriera la orografía de la costa y regresara por las pistas del interior, decidí apostar por centrarme en el paisaje de los acantilados.
De este modo, aparqué mi coche en el mirador junto a la Playa de los Tranquilos, situada en frente de la Isla de Santa Marina y justo al lado de la Playa de Loredo. Empecé a las 7 de la mañana de un día de finales de septiembre, es decir, de noche. Sin embargo, había visibilidad para caminar, más allá del uso del frontal y así llegué (como era mi objetivo) a las Playas de Langre al amanecer, disfrutando de un colorido brutal y regresando después, y ya con luz de sobra, para deleitarme con el paisaje a lo largo de los acantilados que había recorrido en la ida.
Duración: 2-3h.
Lugar de inicio: Playa de los Tranquilos (Loredo), Cantabria, España.
Circular: No.
Dificultad: Baja.
Desnivel acumulado (m): 80.
Alternativas: Regresar por la zona semiurbana del interior para hacerla circular.
Destacado: Vistas sobre los acantilados, playas infinitas.
Track.
Nuestra Senda.
Aparco en el Mirador de la Playa de los Tranquilos. Aún es noche cerrada y solo se siente un poco de movimiento de unas caravanas que han pasado la noche en este pequeño aparcamiento. Yo estiro un poco y saco los bastones de andar del coche. No me quiero entretener que he prometido volver para la hora del desayuno/almuerzo.
El sendero es fácil de seguir incluso en penumbra. Solo hay que tomar como referencia los acantilados que están lo suficientemente cerca para disfrutar de las vistas y sentir el mar golpeando las rocas y al mismo tiempo suficientemente lejos para que no sea peligroso caer si no hacemos «el cabra» demasiado.
Cuando ya se comienza a ver la línea del camino sin necesidad del frontal, empiezan a distinguirse grandes campos de maíz parcialmente segados hacia el interior de la costa. Como voy a buen paso en menos de una hora alcanzo el Cabo Galizamo. Aquí se observan perfectamente la playa pequeña y la grande de Langre.
Desciendo un poco, paso el mirador de Langre y paseo un rato en solitario cuando empieza a desbordarse el amanecer por la Playa Grande de Langre. En un pequeño descansillo, estiro otro poco, bebo agua y me entretengo leyendo los paneles de advertencia para la seguridad de los surfistas.
De vuelta al Cabo, el color anaranjado del cielo me deja las imágenes más bucólicas del trek. No hace falta que lo hagáis al amanecer para disfrutar de vistas geniales claro, pues los acantilados y las playas en sí mismas lo merecen, pero es cierto que hacer la ruta así le da un punto más.
Tras recrearme con la salida del sol, regreso al inicio bordeando tranquilamente los acantilados y disfrutando de las abruptas vistas que me brindan. Me encuentro con una losa en homenaje a los pescadores y varios miradores naturales… Y llego como tenía previsto un par de horas después al coche. Me quedo un rato observando Santander al fondo mientras pienso cual será la siguiente ruta por la costa cántabra 🙂 .
Galería.
